TRAUMA RAQUIMEDULAR
Enrique Jiménez Hakim, MD. Jefe Sección de Neurocirugía. Fundación Santa Fe de Bogotá
Fractura cervical |
EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia y el costo derivado del trauma espinal se desconoce en Colombia, pero las cifras de otros países son ilustrativas y posiblemente extrapolables en gran parte a nuestro país. En Estados Unidos, Canadá y Australia, la incidencia es de 50, 15, y 22 casos por millón de habitantes respectivamente. Setenta y cinco por ciento son hombres. Esto se explica en parte debido al mayor uso del alcohol y a la participación en actividades y deportes arriesgados. Cincuenta y tres por ciento de los individuos están casados o tienen alguna relación estable de pareja y el 64% se encuentra empleado. Esto implica que el trauma espinal tiene repercusiones graves sobre la vida familiar y laboral del paciente. El trauma espinal es más común en las noches y madrugadas, nuevamente por factores epidemiológicos de riesgo tales como el alcohol, la violencia e inseguridad y los accidentes automovilísticos. El costo de la atención del trauma espinal es inmenso. No existen cifras en nuestro medio, pero en Estados Unidos en un solo año el costo directo es de 3,4 billones de dólares por atención y rehabilitación de estos pacientes.
El costo indirecto no es menor, 2,2 billones de dólares, e implica lo que el paciente con trauma espinal deja de producir para sí mismo, su familia, y la sociedad como secuela de las lesiones sufridas. De esto se deduce que cualquier medida encaminada a mejorar la calidad de vida del paciente con trauma espinal está plenamente justificada. El costo del tratamiento médico incluyendo rehabilitación para un parapléjico es de 85.000 dólares, y para un cuadripléjico 120.000. A su vez, el costo del cuidado de por vida que requieren estos pacientes es de 210.000 y 570.000 dólares anuales para un parapléjico y un cuadripléjico respectivamente.
CAUSAS
Las causas de trauma espinal en nuestro medio son varias. La más frecuente es el trauma automovilístico, generalmente asociado a la ingestión de alcohol. Estos dos factores están presentes en por lo menos 50% de los casos de trauma espinal. Otras causas son los accidentes industriales y de la construcción, los accidente deportivos, y el trauma como resultado de la inseguridad: heridas cortopunzantes y heridas por arma de fuego.
El trauma espinal en gran parte es prevenible, conviene impulsar campañas de uso del cinturón de seguridad, uso prudente del alcohol, uso del casco en las construcciones e industria y por parte de motociclistas y ciclistas. De igual forma es útil educar a la población general sobre cómo introducirse en el agua (piscina, río) con los pies inicialmente (“feet first”) y no lanzándose de cabeza.
MECANISMOS
Existen cuatro mecanismos principales de trauma espinal:
1. Extensión.
2. Flexión.
3. Rotación.
4. Compresión vertical o carga axial.
Estos son movimientos tolerados normalmente por la columna y las estructuras nerviosas espinales siempre y cuando se mantengan dentro de rangos fisiológicos. De lo contrario se presenta disrupción anatómica y lesión estructural del continente (columna) y contenido (médula - raíces nerviosas). Con frecuencia en una sola lesión espinal intervienen dos o más de los cuatro mecanismos anotados. El trauma espinal producido por flexión forzada es causa frecuente de lesión ósea, ligamentaria y de medula y raíces nerviosas. La flexión forzada asociada o no a carga vertical (axial) se presenta por ejemplo en casos de “clavados” en piscina o ríos pandos. La hiperextensión puede producir lesión espinal. En la hiperextensión se produce disminución del espacio intraespinal. En pacientes de edad avanzada en los cuales por cambios degenerativos el espacio interior del canal espinal está ya disminuido, la posibilidad de lesión de las estructuras contenidas dentro del canal espinal aumenta.
EXAMEN
Todo paciente con trauma de cráneo severo o politraumatismo, especialmente si tiene compromiso de su estado de conciencia y su interrogatorio es limitado, presenta un trauma espinal mientras no se demuestre lo contrario. En el trauma espinal puede haber compromiso de la medula espinal, de las raíces nerviosas o de ambas. Las manifestaciones clínicas corresponderán a las estructuras lesionadas.
El examen neurológico es de gran importancia para determinar tanto en el paciente consciente como en el inconsciente, si existe compromiso neurológico de médula, de raíces nerviosas o de ambas, como resultado de trauma espinal; se debe valorar la fuerza, sensibilidad, reflejos, compromiso de esfínteres y deformidad espinal.
En el paciente consciente, un síntoma inequívoco de trauma en la columna vertebral es la presencia de dolor espinal. En este, es relativamente fácil determinar si existe trauma espinal, pues en el interrogatorio se obtendrá información acerca del tipo de trauma, presencia de dolor y síntomas de tipo neurológico tales como alteración motora, sensitiva o de esfínteres. En el paciente inconsciente es necesario prestar suma atención al examen físico pues no se cuenta con el interrogatorio. Las lesiones medulares pueden ser completas o incompletas. Estas últimas pueden manifestarse a su vez como síndrome medular anterior, central, posterior, o de hemisección medular, este último conocido como síndrome de Brown – Sequard. La sección medular completa se caracteriza por pérdida total de movimiento, sensibilidad, reflejos y control de esfínteres. En su grado más extremo, el trauma espinal se asocia a sección anatómica o fisiológica de la medula espinal, con cuadro clínico conocido como “shock espinal”. En el examen se encuentra parálisis (paraplejia - cuadriplejia), nivel de anestesia, arreflexia, ausencia de función esfinteriana, y “shock neurogénico” producido por desconexión del sistema simpático (simpatectomía) y que se caracteriza por hipotensión arterial y bradicardia. Hacen parte de la lesión simpática, vasodilatación, pérdida de calor por esta razón e hipotermia.
TRATAMIENTO INICIAL Y ESTUDIOS IMAGENOLÓGICOS Y FUNCIONALES
En el tratamiento de los pacientes con trauma espinal se debe seguir un protocolo secuencial que incluye:
1. Inmovilización desde el sitio y momento del accidente.
2. Diagnóstico clínico e imagenológico.
3. Intervención farmacológica para disminuir la severidad de la lesión inicial y las secuelas neurológicas.
4. Reducción de luxaciones, descompresión de tejido nervioso si hay fragmentos de hueso, disco, ligamentos, etc. sobre raíces o medula espinal.
5. Fijación espinal en caso de inestabilidad.
6. Rehabilitación del paciente.
Una vez estabilizado el paciente desde el punto de vista hemodinámico y respiratorio, el primer estudio radiológico que se debe realizar en el paciente politraumatizado es la radiografía lateral de columna cervical. Esta determinará la presencia o no de lesiones traumáticas de columna cervical en 90% de los casos y permitirá establecer si puede o no movilizarse el paciente. Se deben visualizar las siete vértebras cervicales y tener presente que al menos 50% de los pacientes con trauma espinal tienen una lesión asociada en otro sistema. Las radiografías AP y transoral pueden complementar el estudio imagenológico inicial, aunque la placa transoral no es realizable en el paciente inconsciente y la AP demuestra 10% o menos de las lesiones espinales traumáticas. Opcionalmente en el paciente con trauma de cráneo, cuando se tome TAC cerebral, se puede aprovechar este estudio para realizar en forma complementaria cortes de TAC de las tres primeras vértebras cervicales.
Las lesiones traumáticas de la columna que produzcan desplazamiento anormal de sus elementos requieren colocar de nuevo en su sitio las estructuras, es decir, reducción. La inmovilización y reducción de lesiones espinales cervicales puede hacerse mediante cualquiera de los métodos disponibles. Uno de estos métodos es la colocación de halo craneano que tracciona el cráneo e indirectamente la columna cervical, alineando las vértebras.
La resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) es un excelente método diagnóstico de las lesiones espinales traumáticas, complementada con la tomografía axial computadorizada (TAC). La TAC muestra en forma más precisa que la MRI las estructuras óseas; con medio de contraste intratecal, la TAC delimita en forma precisa el contenido espinal (médula y raíces). Las reconstrucciones tridimensionales de TAC permiten tener información volumétrica y espacial excelente de las lesiones óseas vertebrales. La MRI a su vez, puede demostrar contusión medular, edema o sección medular. Una zona de hiperintensidad intramedular generalmente implica la presencia de sangre dentro de la médula (hematomielia). De igual manera puede demostrar la presencia de compresión de médula y raíces por disco, hematoma epidural, fragmentos de vértebra, etc.
Funcionalmente se pueden evaluar la médula espinal y las raíces nerviosas mediante potenciales evocados somatosensoriales y motores, los cuales valoran la conducción sensitiva y desde la periferia hasta la corteza cerebral. Detectan entre otras, lesiones en los cordones posteriores (vía sensitiva) o laterales (vía piramidal) respectivamente. Los potenciales evocados motores también son útiles para evaluar patología medular anterior. Estos estudios se realizan como complemento diagnóstico y son de gran utilidad en el paciente inconsciente y para monitoría transoperatoria de cirugía en lesiones espinales traumáticas (fracturas, luxaciones, descompresiones).
INTERVENCIÓN FARMACOLÓGICA
En el trauma medular se debe ante todo evitar el daño secundario, el cual puede ser causado por hipotensión arterial, bradicardia, hipoxemia, hipercarbia, acidosis y aumento de la viscosidad sanguínea. Después de una lesión neuronal hay tres posibilidades en cuanto a la viabilidad de una neurona:
1. La neurona queda anatómica y funcionalmente intacta.
2. La neurona muere.
3. La neurona es viable pero queda anatómica y funcionalmente lesionada.
En el primer grupo no se requiere mayor intervención terapéutica, salvo mantener condiciones fisiológicas adecuadas. En el segundo grupo no es posible hasta el presente lograr recuperación alguna, y son estas neuronas las responsables de las secuelas y limitación funcional neurológica con que queda un paciente después de trauma espinal medular. Sin embargo en el segundo grupo, dependiendo del medio en que se encuentren estas neuronas, pueden morir y pasar al tercer grupo aumentando la morbilidad y secuelas, o por el contrario mejorar, pasando así al primer grupo, disminuyendo las secuelas y aportando actividad funcional mayor al paciente.
Desde el punto de vista fisiopatológico hay varios eventos después de un trauma espinal que llevan finalmente a la desintegración de la membrana celular, es decir a la “peroxidación lipídica de la membrana celular”. Algunos de estos eventos son la entrada de calcio al espacio intracelular, el aumento de radicales libres, ácido araquidónico, prostaglandinas y tromboxano, la liberación de endorfinas y el aumento de norepinefrina. La peroxidación lipídica lleva a destrucción celular irreversible. A través de los años se han empleado gran cantidad de compuestos para intentar disminuir o anular el daño secundario derivado de la peroxidación lipídica. La metilprednisolona es la sustancia más aceptada en el momento para uso clínico en estos pacientes.
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